Es importante tener claro que somos conflictivos desde el inicio de nuestra historia como humanidad. Sin embargo en ese proceso evolutivo no fuimos la primera entidad en ocupar el espacio, ya que si tenemos en cuenta que hay fenómenos como tensión, encuentro, expansión, fuerza, choque, colisión, etc., que están relacionados con las dinámicas del mismo universo y que parecieran hacer ver que hay elementos, masas y energías que están en “conflictos” continuos. De tal manera que el Bing – Bang, la formación de galaxias, planetas, cuerpos estelares e incluso nuestra habita (la tierra), son fruto de estas tensiones. Por lo tanto la condición de simples criaturas vivas y el proceso de evolución del que también somos protagonistas, trae consigo ligado el conflicto como especie desde el inicio hasta nuestros días. Y aunque parezca irónico conseguimos sobrevivir a costa de crear más desorden en el medio en que vivimos, es un tema de supervivencia en el que como seres vivos buscamos perpetuarnos frente a la muerte o extinción, pretendiendo utilizar para nuestro beneficio los recursos y energía de nuestro entorno, y en ocasiones pasando por encima de otras especies.
Sin embargo el ser humano tiene la gran suerte de poder pensar, sentir, experimentar, aprender, transmitir y comunicar, de inventar continuamente nuevas situaciones (innovación). Sin embargo esas bondades como la razón, no nos simplifica la vida, sino que nos la complica. Ya que nuestra diferencias no son solo físicas, sino culturales, de convicciones, de valores, de actitudes; radicando básicamente la fuente de nuestras confrontaciones en las diferencias. No pensar como el otro y no aceptar que haya otras ideas, otras formas de ver y vivir el mundo. Aspectos como la religión que aparentemente nos beneficia como individuos, son razones tan irracionales que hacen que vivamos en conflictos.
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Pero como organismos terrestres no solo las diferencias con nuestros pares involucran un conflicto, sino que además vivimos en el planeta tierra con otras especímenes que merecen respeto y dignidad a pesar de nuestra necesidad de consumo e inevitable confrontación por la supervivencia. Somos una cultura conflictiva que hemos heredado la forma organizacional de nuestro parientes los primates, de tal manera que vivimos naturalmente en sociedades y el conflicto aparece como una constante de esta vida social. Entender el conflicto como contraposición de intereses y/o percepciones sea una de las explicaciones más usadas y muy útil para abrir el debate y comenzar a hablar de ello, aunque más adelante haya que hacerle algunas precisiones. En consecuencia la especie humana podemos definirla como “conflictiva” en medida que las diferencias siempre van a existir en todas las sociedades y actividades humanas, por más que queramos y tal vez logremos sobreponer nuestras ideas y cultura. Siempre habrá o surgirán diferencias y el éxito de nuestra especie ha dependido y dependerá de la capacidad de socializar estas divergencias y convertirlas en energía creativa y de aprendizaje.
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“la vida sin conflicto sería muy aburrida, probablemente no sería ni
vida”.
COMENTARIO Y PARTICIPACIÓN DE: WILMER OLIMPO VILLAMIL TIRADO
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